viernes, 11 de febrero de 2011

Destellos de la memoria. Personajes de mi pueblo. (Juan Facendo)


“No se señala el camino mostrándolo con el dedo, sino caminando delante”
Proverbio macua (Mozambique)


Uno de los temas más apasionantes es, sin duda, el relacionado con el  deporte. En nuestro país se institucionalizó el 6 de enero como la fecha para la conmemoración del “Día del Deporte”. Hablar en el municipio Simón Rodríguez de la actividad deportiva, sin mencionar al Prof. Juan Facendo, es como un amanecer en la ciudad, sin el diario Antorcha. La historia del deporte organizado en El Tigre, tiene el sello indeleble del Prof. Juan Facendo, quien acompañado por el amor de su vida e inseparable compañera Rosa Elvira Torres de Facendo – están a punto de cumplir sus bodas de oro –, fueron los precursores y protagonistas principales, de la gesta heroica, que culminó con un período espectacular del movimiento deportivo liceísta, el cual atrajo la mirada del gentilicio local, estadal, nacional y buena parte del mundo. El epicentro de ese brillante movimiento deportivo anidó en el Liceo Pedro Briceño Méndez.  Antes, en El Tigre, lo que se jugaba eran las populares caimaneras. La marcha del progreso en el deporte hizo presencia en la ciudad del oro negro y el orgullo deportivo fue vibrante. Es cuestión de hacer un poco de memoria.

El Prof. Juan Facendo, vino al mundo un 2 de enero de 1935, en la población de Cantaura. Estudio primaria en la escuela Alirio Arreaza de San José de Guanipa, el bachillerato lo obtuvo, después de muchos tropiezos, por libre escolaridad. En el año 1954 se enroló en la Infantería de Marina y lo destacaron 1 año en Maiquetía y otro en Carúpano. Egresó con el grado de cabo primero, pero con la satisfacción de haber desarrollado su vocación, capacidad y habilidades deportivas. Esa destacada actuación en la milicia, le hizo merecedor en los 2 años que estuvo en La Fuerza Armada, del premio “Espíritu deportivo” de forma consecutiva. Una vez de que cumplió el tiempo de su servicio militar obligatorio, no quiso seguir la carrera a la cual tenía oportunidad, pidió la baja y ante esa decisión irrevocable,  el oficial riocaribero, Molinas Villegas, del cual era pupilo y amplio conocedor de su potencial en la materia deportiva, le solicitó que viajará al estado Yaracuy para que cubriera una plaza como Prof. de Educación Física, disciplina que se había convertido en materia obligatoria, de acuerdo a la Ley de Educación que fue  promulgada en el año 1955. Ni lo consideró, le agradeció el gesto, no aceptó y regresó a El Tigrito dónde la familia había fijado residencia. El tiempo pareciera le dio la razón. El destino le tenía reservado un rol protagónico en esta bella región del sur de Anzoátegui.

En ese tiempo, el único liceo de la zona era el Pedro Briceño Méndez que funcionaba en El Tigre y, como a nadie la falta Dios, un grupo de amigos, dónde destacaban Gilberto Sánchez (Perro pelao), Nicasio Sifontes y Pala e’ bola, con quienes socializaba casi familiarmente, al verlo desempleado y estar al tanto de sus amplias luces deportivas, disciplina y gran responsabilidad, lo recomendaron al entonces director del liceo Pedro Briceño Méndez, el Prof. José Antonio Meléndez, quien le entregó el encargo de la novel cátedra de educación física y deporte.. Esa oportunidad la aprovechó para emplearse a fondo y, demostrar con creces, que cuando se tiene conocimiento de causa, disposición, orden, mística y se cuenta con una cantera virgen de deportistas invisible en el colectivo estudiantil, la tarea no es tan  difícil.  La idea, es ir perfilando y puliendo a los más competentes, destacados, con probada vocación y espíritu deportivo. En esa masa liceísta encontró un semillero que le permitió construir un imperio deportivo con resonancia nacional e internacional. Un exitoso caza talento, pues.

El Liceo Pedro Briceño Méndez, era relativamente pequeño. Contaba apenas con 8 secciones y el cuerpo profesoral estaba compuesto, entre otros por Jesús López castro, José Eusebio Sierra, Ramón Parejo Gómez, los hermanos Luís y Nelson Chang, Armin Sifontes, Pérez Osuna y José Manuel Coa. La sede eran unas instalaciones muy precarias, ubicadas en la tercera carrera norte, que no contaban con áreas adecuadas para la práctica de la disciplina deportiva. Esa limitación no fue obstáculo para que el joven profesor Juan Facendo, iniciara sus actividades docentes. Improvisó un salón para educación física, una cancha de voleibol en las adyacencias del liceo y se las ingeniaba para que los estudiantes practicaran los deportes de pista y campo en los terrenos que hoy ocupan la Plaza Bolívar. ¿Y el presupuesto para adquirir los útiles deportivos? Misión imposible del presupuesto institucional. Esa necesidad hizo que avivara la creatividad para adelantar un plan. Le solicitó al director José Antonio Meléndez los recursos económicos para la dotación y este le contestó muy circunspecto. “Mi amigo, el dinero con el cual contamos en la institución, es para comprar tiza, papel y no alcanza para peloteos” No hay problemas. Había que entender la estrechez económica. Entonces, Juan le solicitó un oficio, dónde le autorizará en nombre de la institución,  solicitar colaboración en la industria, el comercio, clubes sociales y algunas individuales. Le concedió el oficio y, un día salió con un amigo en una pick up vieja de su propiedad y, ¡Sorpresa! en la tarde regresó, para fascinación de propios y extraños, con la cajuela del vehículo full. Una muestra más de que cuando se quiere se puede. Todo inicio es difícil, pero no imposible. 

Un año después, un buen día, lo solicitó el Prof. Bartolomé Marín – que como profesor del liceo Pedro Briceño Méndez, había ascendido a supervisor y le notificó, que en Ciudad Bolívar se celebrarían los juegos nacionales Inter liceístas, exhortándolo a que organizara una delegación para que viajara a esas competencias y, displicentemente le dijo: “todas las delegaciones que asistirán son de mucha categoría y con experiencia, pero  ustedes deben participar para cumplir con el protocolo y al menos hagan bulto”. El comentario no lo amilanó y procedió a confeccionar equipos en las disciplinas de Atletismo, béisbol, bolas criollas, pin pong, fútbol y voleibol. No tenían como trasladarse y solicitaron la colaboración a “Transporte Boada” que les asignó una unidad para los atletas, cuyo conductor era “El negro Higinio”. Juan, que poseía su vieja pick up Chevrolet,  se hizo acompañar por el Prof. Nelson Chang y cómo no tenían credenciales para conducir, invitaron como chofer a Enrique Sánchez (Gusano ‘e leche) que estaba recién llegado de Trinidad and Tobago, dónde había cursado estudios de inglés y viajaron. Llegó la delegación al escenario de los juego y el elíptico bulto se convirtió en una caja de Pandora. La vida te da sorpresas / sorpresas te da la vida. Rubén Blades, dixit.

En la misma tarde ganaron todas las competencias de atletismo. Iniciaban, sin saberlo con esa hazaña primigenia,  las glorias deportivas del liceo Pedro Briceño Méndez. El otro día, hizo lo propio el equipo de fútbol, que integraban. Maldonado (Garrote), Serbio Enrique Gómez (El indio), Rafael Gutiérrez (Macizo) Dennis Jiménez (Pechito) en la defensa. Rubén Guevara y Enrique Sánchez (Cabeza e’ bola) en la media cancha y los delanteros Aníbal Velásquez (Planchita), Maglio Morales Dregue, Abigail Velásquez y Nelson Bermúdez (Hueco flojo) que resulto campeón goleador. El portero estrella fue Elpidio Durán y su suplente Luís La Roche Abreu. El bulto, ante la mirada atónita de las delegaciones participantes, continuaba produciendo sorpresas y mucho orgullo estudiantil. El enemigo por muy pequeño o bisoño que sea es temible. Demostrado.

En la tarde el equipo de béisbol, que integraban en la receptoría Cesar Manuel Millán (Rosboro), en la inicial La Pelona Díaz, en la intermedia “El Chino” Campos, en el short stop Franchi, en la esquina caliente el otro “Chino Campos,  el jardín izquierdo “El indio Cueche” en el centro Alejo Carbonell y en la pradera derecha el popular Filipudo,  continúo la fiesta. Otra sorpresa más. El equipo se anotó la victoria 6 a 0 con una actuación impecable de Saturnino “Lulo” Franco, que se llenó de glorias al lanzar un no hit no run y para coronar la escena, los otros lanzadores Pedro Gómez y Julián Salazar, lanzaron primores y obtuvieron invictos el campeonato. Esos triunfos estimularon a los otros equipos que lucían la camiseta del liceo Pedro Briceño Méndez: en voleibol  lograron el segundo lugar, en bolas criollas fueron campeones, en atletismo perdieron una sola prueba, el baloncesto llegó segundo y en pin pong llegaron en el tercer lugar.  El bulto del Liceo “Pedro Briceño Méndez fue la indiscutible caja de Pandora. Ese fue el inicio de la época de oro del deporte briceñomendino. Eso no lo discute nadie que conozca la historia deportiva liceísta del municipio. Orgullo deportivo de El Tigre, oriente y Venezuela.

Fue tan espectacular la trascendencia de los triunfos obtenidos por los atletas del liceo Pedro Briceño Méndez, que el supervisor Bartolomé Marín, buscó a Juan Facendo y le preguntó un tanto sorprendido y confundido ¿Indiecito como hiciste ese milagro? A lo que el indiecito le respondió “Profesor yo conozco la disciplina deportiva, no soy docente de escritorio que muestro el camino con el dedo, yo camino delante para señalarlo” Excelente respuesta. Hay que predicar con el ejemplo, adicionaría este humilde escribidor. Esa contundente respuesta no tuvo desperdicio. En el tiempo quedó demostrado que ese exitoso arranque del año 1957, fue el preludio de una brillante, triunfante y destacada actuación que se mantuvo hasta que  en el año 1988, cuando por la intermediación del Prof. Eduardo Alfonzo, a la sazón, Presidente de Asociación de Atletismo, Juan Facendo obtuvo su ansiada jubilación. Era el momento del descanso del guerrero y entregar el testigo. En el año 1994, su saludable, enérgica y vigoroso estado físico, fue sacudido por un ACV, el cual prácticamente lo sacó de circulación, pero que no le arrebató su espíritu deportivo, su afición y mucho menos su preocupación por la marcha del deporte en el municipio y sus instalaciones deportivas. El Prof. Juan Facendo, insiste en recordar que el gimnasio cubierto y la pista sintética, son las instalaciones más accesibles a las clases populares. En ese sentido, exhorta a los gobiernos, atletas y personal de mantenimiento, conservarlas en óptimas condiciones, para que el pueblo humilde pueda desarrollar sus potencialidades deportivas. Es un llamado a la conciencia de la propiedad colectiva. Hay que tener sentido de pertenencia. Vamos a cuidar y mantener lo nuestro. Más sabe el indiecito por versado en la materia que por crítico. El que no coge consejos no llega a viejo.

Juan Facendo y su distinguida esposa Rosita, como protagonistas de primera línea de las glorias del deporte briceñomendino y tígrense en general, son ejemplo de juventudes y, desde estos humildes destellos, exaltamos sus figuras, rememoramos sus glorias y recreamos sólo el inicio de esa grandiosa etapa deportiva, que permaneció por mucho tiempo en el liceo Pedro Briceño Méndez y hacemos referencia a algunos de los atletas que hicieron posible esa gesta memorable, como una forma de rendir tributo a los deportistas del municipio, el estado, Venezuela y el mundo, en la antesala a la celebración del día del deporte, que se celebra este miércoles 6 de enero, día de Reyes. Es obvio, desde luego, que también tenemos la firme aspiración de que, cuando nuestros eximios cronistas, investigadores del pasado e historiadores, decidan escribir la verdadera y autentica historia de la ciudad, que nació a al calor del oro negro, los puedan incluir en el disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!


foto de Jose Cheo Salazar 005.jpgsjose1@cantv.net                  0414-3838097                    El Tigre, enero de 2011

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