viernes, 4 de febrero de 2011

El Lenguaje Integral.


 Lic Rosa Rodriguez Jaén . Profesora Universitaria


Todos los bebés aprenden a hablar su lengua materna en poco tiempo y en forma notable, sin enseñanza formal, pero cuando ingresan al preescolar comienzan a tener dificultades especialmente con la lengua escrita, a pesar de recibir enseñanza de maestros diligentes que utilizan materiales costosos y sumamente elaborados. Muchas tradiciones escolares parecen haber obsctaculizado el desarrollo del lenguaje. En nuestro afán por hacerlo más fácil lo hemos hecho difícil¿Cómo? fragmentando el lenguaje integral en trozos pequeños, pero abstractos, convirtiéndolo en palabras, sílabas y sonidos aislados. Transformamos el lengyaje en una serie de abstracciones sin relación con las necesidades y experiencias de los niños y niñas que pretendíamos ayudar. En sus hogares los niños y niñas aprenden el lenguaje oral sin que nadie se lo parta en pedacitos, por lo tanto hay que mantener el lenguaje oral en su forma integral y estimular a los niños y niñas a usarlo de manera funcional, guiados por propósitos personales para satisfacer sus propias necesidades. Se trata de poner a un lado los textos seriados de lectura, así como los programas de ortografía y los cuadernos de caligrafía. Así mismo se invita a los niños y niñas a itilizar el lenguaje, incitándolos a hablar de las cosas que necesitan entender; se les muestra que está bien hacer preguntas y escuchar las respuestas, se les sugiere que escriban acerca de lo que les sucede para que puedan reflexionar sobre sus experiencias y compartirlas con otros, se les estimula para informarse, manejar la palabra impresa que los rodea por doquier y para disfrutar de una historia. Cuando la escuela divide el lenguaje en trozos pequeños, el sentido se convierte en un misterio absurdo. Cada fragmento abstracto que se aprende, pronto es olvidado a medida que los niños y niñas pasan al siguiente fragmento. Al final consideran que la escuela es un lugar donde nada tiene sentido. Es por esto que el aprendizaje del lenguaje es fácil en el mundo real, y al contrario, frecuentemente dificil en la escuela, donde también debería ser fácil.

Rosa Esperanza Rodriguez Jaen 

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