- Hoy, en el lugar donde los tigrenses derramaron tanto sudor, se construyó un monumento - símbolo de una gran ciudad y homenaje al esfuerzo de muchos hombres y mujeres que pusieron su fuerza y sus vidas por un pedazo de tierra
- A partir del OG-1, con el que se identificó este primer pozo, nace El Tigre que al principio con mucho esfuerzo y sacrificio, los hombres y mujeres que llegaron tuvieron que endurecer su espíritu ante las muchas adversidades
Era una sabana inmensa, una sabana que se perdía en el horizonte, solo roto por los sempiternos, silenciosos y erectos chaparros, alcornoques y mantecos; por riadas y bosques que corren hacia distintos rumbos y una rica y abundante flora y fauna que poblaban la virginal región. Por las noches, las estrellas arriba titilaban mientras las sombras y los vientos fríos peinando la alfombra de paja peluda recorrían desde el noreste todo ese misterioso y mágico espacio en el que reinaba la armonía y el ensueño de una paradisíaca naturaleza. Este era el escenario en el que años después aparecía el hombre como ente creador de desarrollo, este era el lugar donde el ulular del viento se hizo poesía, había llegado el momento en que esta tierra de milenios iniciaba el siglo XX. Algunos fundos ganaderos se diseminaban a lo largo de cientos de kilómetros, algunas comunidades dirigidas por misioneros franciscanos de Píritu se asentaron al sur de lo que hoy es la ciudad de El Tigre.
La década de los 20 abre una puerta importante en el devenir tigrense. Las compañías Venezuela Petroleum Co., California Petroleum Co., Standard oil y Gulf oil Co., realizan el estudio geológico de las mesas de Guanipa. Al final, esta última obtiene la concesión para la explotación petrolera en la región. Todas estas operaciones y concesiones fueron consideradas "Top Secret" por el gobierno venezolano y norteamericano. La Gulf oil Co. tenía las oficinas en Ciudad Bolívar y recibían los materiales y equipos a través del Orinoco en el puerto de "La Peña" desde el cual eran transportados hasta el campamento ubicado a 10 Kms aproximadamente al oeste de la oficina telegráfica (situada debajo de una gran Ceiba). Comienzan a llegar los técnicos norteamericanos y a contratar personal venezolano, a inicio de febrero llegan los perforadores, ya instalada la cabria prontamente se inicia el furo trabajo y el 23 de febrero del 33 Ernest Carter baja la mecha que entra por primera vez en la tierra virgen de la mesa de Guanipa, eran las 2:30 de la tarde cuando este trío de técnicos norteamericanos entraron por la puerta grande de la historia acompañando a E. Carter, estaban Hooliown (Julio) McSpadden y Pat Turner, quienes conformaban los tres turnos del trabajo constante de perforación. Con ellos los venezolanos Jesús Subero, Cleto Quijada, José Narváez, Cándido Zabala y Ruperto Marcano, personal que era dirigido por M. Brossard.
A partir del OG-1, con el que se identificó este primer pozo, nace El Tigre que al principio con mucho esfuerzo y sacrificio, los hombres y mujeres que llegaron tuvieron que endurecer su espíritu ante las muchas adversidades, así Julia de Marcano, Marcolina Romero, José Castillo, Luis M. Guzmán, la negra Nazaria Salazar, Rosa Guzmán, Concepción Coello, Cipriano Hernández e Isabel M. Morales de Hernández, entre otros. El año 34 se suspende la perforación del OG-1 a 1.888.88 metros, el pueblo se multiplicó en el esfuerzo y lograron vencer el reflujo. El año 36 la empresa Mene Grande oil Co (antes Gulf) reanuda la perforación y un año después, el 16 de junio del 37 se produce el anhelado reventón, lográndose la producción de 1.327 b/d. Hoy, en el lugar donde los tigrenses derramaron tanto sudor, se construyó un monumento - símbolo de una gran ciudad y homenaje al esfuerzo de muchos hombres y mujeres que pusieron su fuerza y sus vidas por la ciudad.
Crónicas de Alexis Caroles / En el año 78 de la fundación de El Tigre
Foto: Monumento al pozo OG-1
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